Puede que últimamente cuando pasees por las calles de Nueva York (yo no he estado allí en mi vida) te haya llamado la atención que alguien se dedica a pintar bigotes en carteles de películas y anuncios. Sí, ya lo sé, la gente pinta constantemente bigotes en los retratos de los famosos. ¿Quién no lo ha hecho? Es quizá la forma de burla más sencilla y primitiva, incluso puede que si tratas de recordar la primera vez que lo hiciste no alcances, uno juraría que es casi un conocimiento innato, aparte de reconocido internacionalmente. Está al alcance de todo el mundo, que alguien te humilló públicamente y tu incapacidad de replicar ingeniosamente te dejó en la estacada, no te preocupes descarga una instantánea del sujeto de su facebook, abre el archivo en photoshop y disponte a pintarle un bigote, puedes incluso mellarle.
Pero no me refiero a cualquier tipo de bigote, hablo de uno en concreto, un caligrama que encierra la palabra moustache. Su autor, al más puro estilo de Duchamp en su obra L.H.O.O.Q. (una copia de la Mona Lisa con un bigote pintado y estas letras, homófono de la frase “Elle a chau au cul”, lo que significa “Ella tiene el culo caliente”) crea inconscientemente lo que el pintor francés llamaba un ready-made. Objetos que han sido producidos en serie, normalmente destinados a un uso utilitario y ajenos al arte (cartelería de películas y series de televisión donde lucen estrellas de Hollywood, o si lo prefieres las propias estrellas en si mismas) que se transforman en arte por el mero hecho de que el artista las elija y las firme (en este caso plasme el mostacho caligramático), les cambie el nombre o simplemente las exponga. Digo inconscientemente porque prefiero quedarme con la idea de que es una simple gamberrada guiada, más bien, por el espíritu antes mencionado de mofa y escarnio, la posibilidad de burlarte de todo el star system materializada en un bolígrafo, al alcance de tu mano.
Lo que de momento no se sabe, si es un proyecto serio o una simple expresión espontánea que ya ha finalizado, ha saltado al conocimiento al ser recogido de manera autónoma por algún blog de curiosidades del metro de la ciudad y las bitácoras de unos pocos ciudadanos de los muchos que allí habitan. El o la que algunos bautizan como Moustache Bandit o Moustache Madcap ya ha mostacheado a gente como Ben Stiller, Reese Witherspoon, Sarah Jessica Parker, Zac Efron o Ashton Kutcher, incluso se atreve con Andy Warhol. A continuación una recopilación de algunas de sus fechorías.
